miércoles, 8 de junio de 2011

Terror al acecho: El arte de usar los servicios de un instituto.

No esperes encontrar un servicio limpio en el instituto, desinfectado, con jabón para lavarse las manos y menos aún papel higiénico. Existen, cierto es, pero esos son los de profesoras.

Hoy voy a hacer un tutorial para toda aquella que aún no tenga muy claro cómo protegerse a la hora de utilizar un serivicio público.

1. ¡Aguanta como puedas!

Si puedes evitar ir al servicio, mejor. Te ahorrarás sufrimiento. Ahora, no seas bestia, no dejes que te exploten los riñones. Si es completamente necesario, ármate de valor y acude al servicio más cercano.

2. Saber elegir.

Vale, te meas. No hay posibilidad de aguntarse. No hiciste pipí en casa antes de salir como te dijeron tus papis de pequeña, y la has cagado. Bien, no voy a reñirte por ello, es algo natural. Generalmente, hay varios retretes entre los que elegir. Se inteligente, no te vayas al que tenga la tapa levantada, restos de pis o pelos (o lo tres a la vez en el peor de los casos) busca el más limpio.

3. La manera de sentarse correctamente.

Bueno, sentarse... sentarse ni de coña. Que las enfermedades que se pueden pasar son invisibles. Es incómodo, pero lo suyo es ponerse en un plano lo suficientemente equilibrado como para no tocar la taza del váter y lo suficientemente inclinado para no mear fuera. ¡Pero espera!¡Antes de realizar ese paso debes hacer algo, y no, no es bajarse los pantalones/falda (Joder, eso es demasiado evidente ¿No, nena?)! Si no hay papel, debes extraer lo antes posbile un pañuelo de tu bolso. Si lo haces después de vaciar, lo que ocurrirá es que corres el riesgo de empaparlo todo, incluida tu ropa interior, en busca de un pedazo de papel de tu bolso, pues tendrías que incorporarte y etc, etc.

4. Manten el equilibrio.

Bueno, esta ya es la fase de expulsión. No te preocupes de nada más que mantener el equilibrio.

5. ¡Tira de la cadena!

Que la anterior "fémina" que utilizó el váter no tenga la suficiente decencia y limpieza de tirar de la cadena o limpiar el rastro que deje, no significa que tu debas ser como ella. Y, claro está, lávate las manos.

Y aquí termina el tutorial. Espero que esto os ahorre descubrimientos desagradables con respecto a los servicios públicos.

lunes, 6 de junio de 2011

La tormenta, una historia de superación madre e hija.

Antes de comenzar esta entada, quiero pedir un favor a todo aquel que lea este blog, ya sea por casualidad o por que lo sigue o lo que sea, no me importa.

Visualizaesta imágen: Un parque natural sometido a la fuerza e una fuerte tormenta. A dos mujeres pelirrojas, madre e hija, empapadas, con toda la ropa transparentada en medio de ese parque y con miedo de los rayos que caen. Si van hacia atrás seguirán igual que si van hacia delante, por lo que luchan por ir adelante. Hace frío. El estrés les causa risas, la una tira de la otra... bien, visualízala mientras escuchas esto:

Ok, ahora me voy a dejar de tragedia barata y voy a contar la verdadera historia. Es muy similar a lo que he contado, pero más detallado.

Todo comenzó el sábado por la tarde. Mi madre y yo estábamos tan tranquilas en casa cuando decidimos salir a dar un paseo. Quería buscar inspiración desde las barcas del retiro, puesto que tras casi un año de sequía creativa he conseguido tener ideas para escribir. Salimos bien fresquitas porque hacía solecito y se estba a gustito en la calle.

Chispea. Le digo a mi madre que solo son cuatro gotas, que sigamos adelante. Y así lo hacemos. Deja de chispear. Entramos en el Retiro y tan contentas. Caminamos escuchando música con sonrisas en la cara, vamos, de anuncio que estábamos. Yo, tan pensando en mis cosas que iba, que me torcí el tobillo y me dí uno de los piñazos de mi vida (Aunque no tan desastroso como mi caída del imperio romano personal. Ya contaré esa historia más adelante). Esto provocó que me pusiera de mala leche debido a mi orgullo herido. Mi madre, ejerciendo de madre, me dijo que si estaba bien, si me dolí, si volvíamos a casa... pero yo no estaba de humor para preguntitas de cortesía, así que le espeté:

-Anda, calla y escucha música, hermosa.

Nada más soltar eso, se me pasó la mala leche y nos empezamos a reír. Mi madre me ofreció llevar el cuaderno que llevaba en la mano, acepté. Mi mala leche provocó la ira de los dioses, y empezó a llover con sutileza. Y maldita la hora en que le dije a mi madre:

-¡Protege ese cuaderno con tu vida!

Primer rayo. Decido guardar el cuaderno bajo mi camiseta. Para cuando llegamos a la zona de la feria del libro, la gente había comenzado el efecto pingüino (arrejuntamiento multitudinario) bajo los toldos de los puestos. Pero nosoras ya hechas una sopa, seguimos adelante. Partiéndonos la caja, ella no se creía lo que pasaba y yo cantaba bajo la llvia, lo que, según creo, hizo que los Dioses se lo tomasen como una afrenta terrible y se vengaron pero bien con el diluvio universal adaptado al 2011. Total, que llegadas a las barcas a las que yo quería subir, el cielo estba gris, hacía viento y con la lluvia no se veía prácticamente nada.

No sabíamos si volver a casa o seguir rumbo al McDonald's, que era nuestro plan en un principio. Y tal y como estaban las cosas, nos decantamos por perseguir nuestra ansiada hamburguesa. Y así, con los zapatos llenos de agua cual Titánic, continuamos con nuestro camino, esperando a despertarnos en cualquier momento y ver que esta situación solo había sido un mal sueño. Pero no.

Aún así, nos alegró ver que no eramos las Forever Alone del Retiro. El diluvio también le afectaba a mucha más gente. Mal de muchos, consuelo de tontos, pero ¿Quién rechaza tal consuelo cuando está viendo que se va a pillar la pulmonía de su vida? Además de las bromas que hacíamos al respecto con la situación, que nos tenían matadas de la risa, situaciones como la del grupito formado por 4 hombres y una fémina se paró en seco para gritarle a la mujer:

-¡¡Ana, coño, no te pintes ahora!!

Cabe destacar que ella era la única que llevaba paraguas y que los demás estaban en una situación como la nuestra. Y entonces, como una burla, aparece un brillante sol entre las nubes, sólo para recordarnos su existencia. Pero eso no significaba que fuese a parar de llover, nah. Siguió lloviendo a mares, incluso mientras que comíamos. Para colmo, el secador del restaurante no funcionaba, así que dejamos un rastro de agua por todo el lugar.

Y así termina la trágica historia. Con muchos buenos recuerdos, pero a mí me ha dejado la espalda tocada.

Error 404: Suerte not found.

Amanece el Jueves 2 de Junio del año 2011. Me levanto dispuesta a todo. He sido capaz de comprender por completo el libro de matemáticas. Voy a recuperar las de tercero. Y para más seguridad, tengo una pastilla anti estrés, valium pero más suave. Desayuno, me tomo la droja y me disponggo a arrasar.

Al principio, tenía miedo de quedarme fumada perdida, pero a medida que me iba acercando al insituto comprobé que no era así, que solo me relajaba. Así que viví una mañana sin estrés. Contenta, me resultaba alentador saber que no iba a estresarme en el examen de mates... ¿Que no?¡Juas!

Mi suerte, aparentemente óptima por una vez en mi vida, se convirtió en desgracia al llegar la quinta hora. Observo a mi cari, mi niña, el amorcito de mi vida. Vamos, como de costumbre. Y me quedo embobada pensando en ella y en lo linda que es. Pensé en ella como otro punto inspirador a la hora de hacer el examen. FAIL con todas sus letras.

Mi niña llevaba sus cosas tapándole el pecho, por lo que yo la veía como siempre, tal y cual, que tierna que linda... deja las cosas en su mesa. Horror. Mi mayor deseo se ha cumplido. Se ha puesto escote. A la mierda el efecto de las pastillas. Se estaba consumiendo a base de evitar que me pusiera roja como un tomate y me empezase a sangrar la nariz descontroladamente (No sería la primera vez que me pasa en circunstancias similares a esta). Total, que el apoyo pastilla se fue al carajo. Bien, aún me quedaba el depósito de emergencia, el apoyo concentración. Llevaba toda la mañana mentalizándome. Pero claro, este suceso paranormal hizo que solo pudiera fijar la atención en ella y su escote y que se me fuera la cabeza a mundos al límite de la realidad.
Tras 55 minutos de sensaciones agridulces (No estoy segura de lo que sentía. Por un lado me gustó, por otro me resultó incómodo), y aunque a salvo de la temida hemorragia nasal, me estresé pensando en el maldito examen. Comí acelerada, y sentí una especie de tic nervioso en mi párpado. Los minutos se me hacían demasiado cortos, total que cuando quise darme cuenta ya solo faltaban 10 minutos para el examen.

En mis últimos segundos de "tranquilidad", Charlie me prestó su boli de la suerte y yo pisé lo que parecía ser una cagada de paloma. Bien, esto me dio seguridad

-Vale, a ver, le he visto el escote a mi niña, tú me has dejado el boli de la suerte y he pisado una mierda...¡Esto tiene que ir bien como que hay Dios!

Inocente de mí, así lo creí. Las tres y media, cinco minutos para el examen. Me tiré a por el edificio E como si no hubiera mañana mientras que como buena friki y jugadora de World of Warcraft grité:

-¡¡¡¡¡POR LA HORDAAAAA!!!!¡¡¡¡Y POR LADY SYLVANNASSSSSSS!!!

Total, que llego al sitio, enseñó el carnet del instituto y me dan mi examen. Lo leo. Mi reacción mental fue esta (Mirar a partir del segundo 0:23 y poner el volumen bajito para evitar infartos)


Ok. No es que no me supiera nada, al contrario, en teoría me lo sabía (Bueno, esto podré confirmarlo cuando tenga los resultados del examen), lo que pasa es que los muy hijos de su madre me pusieron lo más difícil y rebuscado de cada tema. "Cuentas raras, circunferencias sin radio... ¿¡Pero esto que coño es!?" fue el pensamiendo que rondó mi cabeza. Así que tratando de mantener la calma, hice el examen como buenamente pude y salí.

Al salir, pasé primero unos minutillos sin pensar en nada, sin escuchar música y caminando como programada. A mitad de camino me puse la música y me eché a llorar con todas mis fuerzas. Y luego en casa me puse a despotricar contra todo el mundo a lo bestia entre lágrimas. Pero ahora ya estoy bien, creo...

No sé cuándo me dirán algo del examen, pero ya os contaré como finaliza esta tragicomedia.